Te obliga a enfrentar tu propia mortalidad y a contemplar la posibilidad de que podrías dejar para siempre a tus seres queridos. Pero por muy difícil que sea, es sumamente importante que hables de este tema con tu pareja, especialmente una vez que se conviertan en padres.
Un seguro de vida implica que, si tú falleces, tu familia podrá sufragar los gastos de comida, vivienda y salud; pagar las deudas y los gastos más importantes (entre ellos, la educación universitaria); y mantener el estilo de vida al que están acostumbrados.
La regla general es de seis a diez veces tu ingreso anual. Sin embargo, la situación particular de cada uno es diferente, por eso la cantidad de cobertura que necesites dependerá de varios factores:

• Cuánto gasta anualmente tu familia en vivienda, comida y ropa
• Cuánto dinero necesitará tu familia para cubrir gastos grandes específicos, tales como la educación universitaria de tus niños.
• Cuánto gana tu pareja (en otras palabras, cuántos de esos gastos quedarán cubiertos por los ingresos de tu pareja).
• Cuál es el valor de las inversiones y otros activos que tengas (cuánto cubrirán de los gastos de tu familia).

¿Necesito un seguro por incapacidad? Si tienes entre 35 y 65 años de edad, tienes más probabilidad de sufrir una incapacidad y no poder trabajar que de fallecer, por eso tiene sentido asegurar tu potencial de ingresos. Recomendación estándar: compra un seguro por incapacidad que proporcione el 60 por ciento de tus ingresos.

Javier analiza que la mejor manera de poder estar presente en la vida de sus pequeños a pesar de no estarlo físicamente, es contratando una póliza de seguro de vida, trasladando su responsabilidad a una compañía digna de su confianza convencido de que justo en el momento en que más lo necesita su familia gozará de estabilidad económica gracias a su buena previsión.
Sus ingresos le permiten contratar por lo menos una suma asegurada de Q,500,000.00, la cual podrá incrementar cuando su capacidad económica ya se lo permita.